sábado, 2 de enero de 2016

PREMIO CORAZÓN DE LA MANCHA

Comenzamos la primera entrada de este nuevo año 2016 y que mejor manera que compartiendo a petición vuestra el relato ganador del Certamen Literarios Corazón de la Mancha.

Confieso que es un relato al que le tengo mucho cariño personalmente. He recibido múltiples interpretaciones de todos vosotros al enfrentaros a estas palabras, lo cual resulta asombroso y enriquecedor.

Vamos a leerlo:
-TIEMPO DE ESPERANZA-
La luz en calma del otoño inundaba su silla huérfana de calor  y un pequeño escritorio, donde sus recuerdos a modo de barcos partían cada amanecer a buscarla. A veces le alcanzaban ráfagas, que sacudían algunas nostalgias entre sorbos de realidad. El resto del tiempo sus ilusiones se desdibujaban, una niebla espesa rodeaba sus recuerdos y además había perdido su equipaje por el camino de los sueños.  El tiempo había seguido avanzando y frenando sus palabras, esas pocas que le salvaban del miedo a  ser olvidada.

Aquel era un atardecer que no quería perderse en la luna. Fue sólo un momento. En la lejanía de su mirada, hubo un destello. Estaba algo confundida, sin saber realmente si  en sus sueños aquel aire aún la mecía. Reacia a conceder espacio a este lado de la realidad que la mantenía dividida. Y así fue como su sonrisa despertó entre nubes, en un cielo tocado por azules y estrellas. Juegos de color brillaban en sus pupilas, pintando esos días grises que hablaban de su ausencia. Recordó el perfume del amor. Recordó la lluvia.  El viento anhelaba sus desvaríos, alejándola de ese abismo de ausencias. Despertó sus pasos, y huyó de ese velo que todo lo cubría. Estaba en el presente, en el otoño de su vida.

 Fueron los últimos acordes que acompañaron su melodía, con el tacto inconfundible del mundo en sus manos, con su mar de ilusiones de nuevo navegando. El último vals que la hizo libre, justo antes de perder el equilibrio en la orilla del silencio. Desfilaron todas sus miradas vestidas de recuerdos, caminando sobre las líneas del aroma de un café entre sus labios. El tiempo la arrulló, trayendo la calma a su alma contenida en el infinito. Una ráfaga cálida sustituyó el escalofrío encogido en su pecho. Unos dedos la acariciaban entre sonrisas, unos ojos que despertaban  en su alma una antigua melodía.  Allí, en ese pedazo de universo, la oscuridad dio tregua a la luz por unos instantes. El sol desafiante, alargó sus manos, acertando a tocar esa vida. Quemando los pequeños despistes, desenterrando sus alegrías, alejando el llanto silencioso con su luz celeste en la lejanía.


Después se apagó, se nubló, llovió y la niebla se lo llevó todo. Hoy desdobla el papel de sus recuerdos, lo dobla, lo vuelve a desdoblar recorriendo las  líneas con sus dedos, una y otra vez. Toda la esperanza del mundo cabe en su papel doblado. Lleva en el  jardín demasiadas horas. Atrapados entre cuerdas invisibles, su ayer, su hoy y su mañana. Ha llovido.  El rosa de la flores, el gris del cielo, el rojo atardecer, son su arco iris en la tormenta. Y entre el carmín de su silenciosa sonrisa se pierde mi ternura. Sé que aún busca reencontrarse con su caprichosa memoria. Sé que imagina estar en esa última tarde de otoño y se sienta dichosa a ver pasar el viento persiguiendo el sol en el horizonte. Sé que recuerda aquella tarde hermosa. No sospecha siquiera que el sol no se está poniendo, sino que la luna ya baila en el cielo. Aunque ella no sabe quién soy, yo sigo sabiendo quién es ella.  Este día, no es el día, pero mañana puede que lo sea.



¿Y tú que sientes e imaginas tras la lectura? Un fuerte abrazo lectores.